El simple hecho de pensar que nuestra vida es un inmenso laberinto de caminos que se dirigen hacia todas direcciones y que debemos escogerlos de forma inmediata e incluso improvisando, haciendo caso a lo que nuestra mente, abierta, nos dice en cada situación, provoca el mareo y el desasosiego de cualquier persona que pise el mundo.
Sin embargo, por suerte o por desgracia, así es nuestra existencia. La vida nos lleva por numerosos caminos cada minuto y cada segundo; dentro de ella hay múltiples cruces que de un momento a otro pueden llevarte de la máxima jocosidad a la más absoluta tristeza, de la mayor sorpresa a la más grande de las decepciones. Pero realmente, sólo existen dos caminos. Los opuestos, los contrarios, los dos lados de la moneda. Cara o cruz, en eso consisten.
Hay gente que pasea prácticamente toda su vida por un camino nítido y colorido, llamado "felicidad". En este trayecto la lluvia suele caer muchas veces, si cabe con más fuerza cada vez y causando mucho daño, pero las personas que andan a través de él siempre ven el arco iris llamado "optimismo" al otro lado del camino. También recorren grandes arboledas poseedoras de enormes e imponentes árboles con un falso esplendor, que parecen augurar un sitio fantástico en la cara opuesta. Gran cantidad de ellas quedan tan maravilladas por lo que estos frondosos lugares llamados "malas influencias" les ofrecen, que acaban perdiéndose entre la maleza. Pero otros, prefieren conformarse con las pequeñas florecillas que la simple hierba bañada con el rocío les muestra: así es como estos diminutos y sencillos tesoros escondidos reciben el nombre de "pequeños detalles", que bastan a esta gente para ser feliz. Asimismo, cuando se acerca un cruce brusco e inesperado, empieza a soplar un viento muy, muy fuerte, llamado "tentación", que les puede llegar a tapar la cara y les impide ver con claridad. En estos tramos sufren mucho y viven momentos de auténtica confusión, de modo que a veces vuelven tras sus pasos y se acercan de nuevo a los exuberantes e intrincados bosques en los que muchos de sus compañeros se perdieron. Otros, a veces, se ven tan desesperados que buscan un tercer cruce inexistente, sumiéndose en sus propios pensamientos y creando en su mente un mundo que les lleva a extraviarse en el propio camino durante el tiempo que dura su inútil búsqueda. De esta manera, dichas personas pueden pasarse la vida en el medio de un trayecto llamado "felicidad", pero escondidos tras un arbusto llamado "depresión", sin atreverse a salir fuera y pedir ayuda o descubrir y disfrutar de los inconvenientes pero también de las ventajas que les ofrece ese recorrido de alegría. Otras, sin embargo, son capaces de luchar contra el viento y conseguir que este se vuelva a su favor, de forma que únicamente consiga acariciarlos y ayudarlos a tomar la decisión correcta ignorando los bosques y los arbustos apartados del trayecto. A esta suave y placentera brisa suelen llamarla "determinación".
Hay otro tipo de personas. Cada vez abundan más. Son las que consiguen llegar al otro lado. Las que hallan la salida del frondoso bosque de las tentaciones. Las que, de arbusto en arbusto, acaban llegando al otro camino. Al camino llamado "tristeza". Aquí no hay arco iris, apenas hay cruces, pues una vez que se entra, es muy difícil salir. Abunda una densa niebla que o bien les ciega y les hace pensar que viven alegres cuando realmente son infelices o que no hace más que entristecer en mayor medida sus continuos días ennegrecidos. Así es como estas oscuras nubes pueden llamarse "desasosiego", "confusión" o "negativismo". Nada se ve claro en este recorrido. Todo es confuso y no existen flores que hacen vivir pequeños pero imprescindibles momentos felices.
Caminos diferentes pero paralelos. La vida te pone a prueba, te dirige por las más recónditas esquinas del laberinto. Te deja a la entrada del primer recorrido, pero en realidad, te deja que escojas; que elijas si quieres recorrer el camino llamado "felicidad", si quieres vivir rodeado de arco iris y flores, si deseas esquivar los cruces y caminar al lado de un bosque al que nunca entrarás y que eso precisamente te llenará de satisfacción, incluyendo sus arbustos. Queda en tus manos aprovechar la oportunidad que te brinda.