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lunes, 3 de junio de 2013

Un camino llamado "felicidad".

El simple hecho de pensar que nuestra vida es un inmenso laberinto de caminos que se dirigen hacia todas direcciones y que debemos escogerlos de forma inmediata e incluso improvisando, haciendo caso a lo que nuestra mente, abierta, nos dice en cada situación, provoca el mareo y el desasosiego de cualquier persona que pise el mundo.

Sin embargo, por suerte o por desgracia, así es nuestra existencia. La vida nos lleva por numerosos caminos cada minuto y cada segundo; dentro de ella hay múltiples cruces que de un momento a otro pueden llevarte de la máxima jocosidad a la más absoluta tristeza, de la mayor sorpresa a la más grande de las decepciones. Pero realmente, sólo existen dos caminos. Los opuestos, los contrarios, los dos lados de la moneda. Cara o cruz, en eso consisten.


Hay gente que pasea prácticamente toda su vida por un camino nítido y colorido, llamado "felicidad". En este trayecto la lluvia suele caer muchas veces, si cabe con más fuerza cada vez y causando mucho daño, pero las personas que andan a través de él siempre ven el arco iris llamado "optimismo" al otro lado del camino. También recorren grandes arboledas poseedoras de enormes e imponentes árboles con un falso esplendor, que parecen augurar un sitio fantástico en la cara opuesta. Gran cantidad de ellas quedan tan maravilladas por lo que estos frondosos lugares llamados "malas influencias" les ofrecen, que acaban perdiéndose entre la maleza. Pero otros, prefieren conformarse con las pequeñas florecillas que la simple hierba bañada con el rocío les muestra: así es como estos diminutos y sencillos tesoros escondidos reciben el nombre de "pequeños detalles", que bastan a esta gente para ser feliz. Asimismo, cuando se acerca un cruce brusco e inesperado, empieza a soplar un viento muy, muy fuerte, llamado "tentación", que les puede llegar a tapar la cara y les impide ver con claridad. En estos tramos sufren mucho y viven momentos de auténtica confusión, de modo que a veces vuelven tras sus pasos y se acercan de nuevo a los exuberantes e intrincados bosques en los que muchos de sus compañeros se perdieron. Otros, a veces, se ven tan desesperados que buscan un tercer cruce inexistente, sumiéndose en sus propios pensamientos y creando en su mente un mundo que les lleva a extraviarse en el propio camino durante el tiempo que dura su inútil búsqueda. De esta manera, dichas personas pueden pasarse la vida en el medio de un trayecto llamado "felicidad", pero escondidos tras un arbusto llamado "depresión", sin atreverse a salir fuera y pedir ayuda o descubrir y disfrutar de los inconvenientes pero también de las ventajas que les ofrece ese recorrido de alegría. Otras, sin embargo, son capaces de luchar contra el viento y conseguir que este se vuelva a su favor, de forma que únicamente consiga acariciarlos y ayudarlos a tomar la decisión correcta ignorando los bosques y los arbustos apartados del trayecto. A esta suave y placentera brisa suelen llamarla "determinación".

Hay otro tipo de personas. Cada vez abundan más. Son las que consiguen llegar al otro lado. Las que hallan la salida del frondoso bosque de las tentaciones. Las que, de arbusto en arbusto, acaban llegando al otro camino. Al camino llamado "tristeza". Aquí no hay arco iris, apenas hay cruces, pues una vez que se entra, es muy difícil salir. Abunda una densa niebla que o bien les ciega  y les hace pensar que viven alegres cuando realmente son infelices o que no hace más que entristecer en mayor medida sus continuos días ennegrecidos. Así es como estas oscuras nubes pueden llamarse "desasosiego", "confusión" o "negativismo". Nada se ve claro en este recorrido. Todo es confuso y no existen flores que hacen vivir pequeños pero imprescindibles momentos felices.

Caminos diferentes pero paralelos. La vida te pone a prueba, te dirige por las más recónditas esquinas del laberinto. Te deja a la entrada del primer recorrido, pero en realidad, te deja que escojas; que elijas si quieres recorrer el camino llamado "felicidad", si quieres vivir rodeado de arco iris y flores, si deseas esquivar los cruces y caminar al lado de un bosque al que nunca entrarás y que eso precisamente te llenará de satisfacción, incluyendo sus arbustos. Queda en tus manos aprovechar la oportunidad que te brinda.

domingo, 28 de abril de 2013

"Sólo se vive una vez, pero si lo haces bien, una es suficiente."

Hace más de un mes leí esa frase en un libro. Desde luego no me dejó indiferente, y tras varios días reflexionando sobre ella, llegué a la conclusión de que tenía muchísima razón. Desde siempre, y como mucha gente en el mundo aún cree, pensaba que lo más adecuado sería vivir dos vidas, así en la primera podríamos prepararnos y entrenarnos para que la siguiente fuera más próspera y feliz.

Sin embargo, ahora sé que estaba muy equivocada. Si viviéramos dos veces, si tuviéramos la oportunidad de estar en este mundo doblemente, nos perderíamos tantas cosas y aprovecharíamos tan pocas oportunidades que nuestra mera existencia no hubiera valido la pena. 

En nuestra primera vida, todas las cosas nos parecerían auténticas banalidades, experiencias y anécdotas sin verdadero sentido que creeríamos que sería posible repetir con mejor fortuna en esa segunda oportunidad que se nos brindaría más adelante. Tampoco valoraríamos los sentimientos que germinasen en nuestro corazón, porque en el fondo sabríamos que tarde o temprano desaparecerían para transformarse en otros bien diferentes y para dirigirse a otro tipo de personas. Albergaríamos el conocimiento en nuestra mente de una vida que no merecería ni siquiera recibir tal apelativo, pues lo más correcto sería denominarla "experimento".

Pero supongamos que ocurriera. Hagámonos a la idea de que esa posibilidad existiera y ahora nos encontráramos ante la segunda y última oportunidad de vivir. Se nos habrían abierto las puertas a otra existencia diseñada a nuestra manera, un destino sin sorpresas, todo estaría calculado minuciosamente y apenas el mínimo detalle lograría sobresaltarnos. No podríamos levantarnos cuando algo nos saliera mal en la vida y aprender de nuestros errores, por la simple razón de que no nos caeríamos nunca. Jamás podríamos sentir la felicidad de conseguir un objetivo, ni los nuevos sentimientos que empiezan a anidar en nuestro corazón a medida que vamos creciendo, todo sería demasiado conocido para nosotros, excesivamente común y normal para disfrutarlo de nuevo.

Así que no sé vosotros, pero yo me alegro de vivir sólo una vez. Me alegro de sentir que cada día es diferente, que cada experiencia que vivo se guarda dentro de mí y me ayuda a seguir adelante, y que cada vez que me caigo voy a poder levantarme con las fuerzas renovadas preparada para lo que venga. Totalmente preparada para un destino que seguro que me tiene reservado algo grande, no a nivel internacional, sino en el corazón de una o varias personas. Porque sé que pase lo que pase, voy a hacer que mi única vida sea suficiente para ser feliz.


lunes, 25 de marzo de 2013

Lo perfecto termina siendo imperfecto.

Es épica la frase que nos aprendemos de memoria desde que somos pequeños, la mayoría de las veces porque algo no sale como queríamos, o porque la injusticia había decidido que no fuéramos capaces de hacer de lo que otra persona si era capaz: "La perfección no existe." 
Verdaderamente, y tal y como ha avanzado el mundo, ya no sé si esta frase es técnicamente cierta o es solo una mera tradición. Porque pensándolo bien, en el mundo habitan más de 7.000 millones de personas; ¿acaso el hombre o mujer que inventó esa frase investigó a cada una de ellas y determinó su épico dicho? Sinceramente, eso resulta rotundamente imposible. Es probable que haya tenido razón, aunque no sea demostrable al cien por cien. Pero en el caso de que una sola persona, un único ser humano que pise la Tierra, desconocido a los ojos del mundo, pudiera ser perfecto, seguiría dando la razón a la teoría de la inexistencia de la perfección. Porque lo perfecto termina cansando. Pensémoslo fríamente: ¿acaso nos gustaría tener a nuestro lado una persona a la que la vida le sonriera sin el mínimo esfuerzo? Y lo que es más importante, ¿sería beneficioso para esa persona conseguir todos sus propósitos en un abrir y cerrar de ojos, puesto que sus maravillosas cualidades se lo permitirían? A la larga, terminaría siendo una ingenua e inocente que nunca conocería la vida tal y como verdaderamente es, o una persona con un honda tristeza en su corazón que podría canalizarse incluso como rabia que destruiría de inmediato su idealizada perfección, al saberse diferente y no aceptada por los demás. Por eso, cada vez que se nombra la palabra "perfecto", no somos capaces de dar una descripción exacta, es imposible para nosotros crear una definición globalizada y universal. Porque lo perfecto termina siendo imperfecto, y lo imperfecto, para una persona, puede considerarse perfecto.


lunes, 18 de marzo de 2013

Viviendo la realidad de ese mal sueño.

En un principio no asimilas la situación. Piensas que todavía no ha pasado nada, que todo sigue igual que antes, simplemente es una pesadilla de la que por cualquier razón no puedes despertar. Una congoja acomodada en tu cuerpo que tarda en eliminarse, una experiencia que parece no ser real. Lo acabas creyendo, acabas pensando que con el paso de los días las cosas van a volver a su sitio, van a mejorar. El tiempo sigue, y continúas esperando el momento en que todo será como en el pasado. Pero llega un punto en que decides dejar de aguardar esas circunstancias. Supongo que es la transición de la incredulidad a la aceptación; te das cuenta de que ya no vale la pena seguir esquivando la situación, y te atreves a mirarla a los ojos, sin miedo, simplemente con una mirada en la que se puede sentir el olor de la nostalgia y la tristeza, el tacto de la melancolía y la resignación. Quizás es demasiado tiempo el que tiene que pasar para que esto ocurra, o a lo mejor sólo se necesitan unos segundos para notarlo. Pero cuando ese preciado instante llegue, te darás cuenta de que estás viviendo la realidad de lo que pensabas que era un mal sueño. Y es ahí, cuando sientes, que volverás a ser feliz, a pesar de que lo eches de menos.


viernes, 22 de febrero de 2013

Pequeños momentos.

Hay muchos momentos en la vida que te marcan para siempre. Que te hacen madurar, que consiguen que aceptes las cosas tal y como vienen. Son experiencias y anécdotas que se quedan grabadas en tu corazón, en un corazón que va guardando poco a poco todas esas palabras y acciones que hacen mella en él. Todos estos sucesos son únicos, irrepetibles y exclusivamente tuyos, nadie va a poder arrebatártelos, porque ya forman parte de ti. Por eso decimos que llevamos a cada persona en algún gesto o actitud de nosotros, que las experiencias importantes hacen que veamos la vida con otras perspectivas, y que por estas razones es posible que las personas cambien con el tiempo. 




Todo lo que vivimos, oímos, escuchamos, sentimos, anhelamos e incluso percibimos se guarda en nuestro cerebro, pero sólo esos pequeños momentos que te convierten en lo que eres, se guardan en el corazón.

sábado, 16 de febrero de 2013

"Del 1 al 10, ¿cuán feliz eres?"

¿A quién no le han hecho esta pregunta alguna vez? ¿Quién no se la ha planteado en algún momento? 
La felicidad no funciona a base de matemáticas, no se calcula como si fueran meras operaciones; ojalá pudiéramos determinar nuestro grado de alegría sumando nuestros momentos buenos y restando los malos, obteniendo un resultado que nos llevara a pensar si nuestra vida debería llevar otro rumbo: si merece la pena todo lo que estamos haciendo, si nuestros sueños e ideales son los correctos, si le estamos dando demasiado valor a nuestras preocupaciones, si estamos desarrollando un modelo de vida tal y como soñábamos cuando éramos pequeños. ¿Pero sabes qué? Es imposible averiguarlo con precisión. Todos tenemos momentos en los que pensamos que el mundo se nos echa encima, en los que las lágrimas no paran de acudir a nuestras mejillas en un estado de impotencia que nos impide ver la luz que hay al final de un túnel que parece no poseer salida, en los que creemos que nada tiene sentido, y el mundo parece jugar en nuestra contra. Pero después, empezamos a abrir los ojos, dando la bienvenida a otro sentimiento que germina en nuestro corazón, en nuestro cuerpo: es un impulso que nos dice que las cosas van a ir a mejor, que la vida es maravillosa, que cada segundo que estamos pisando este mundo es valioso e irrecuperable, que merece la pena seguir existiendo. Entonces, es ahí, cuando lo notas, cuando te das cuenta que jamás debes dejar que las lágrimas sustituyan tu sonrisa, ni que tu tristeza te impida ver la luz de las estrellas. En ese momento, sabes que vale la pena ser feliz.


lunes, 4 de febrero de 2013

Ahora sólo te quedan los recuerdos.

Le das vueltas a la cabeza. Lo piensas. Lo meditas durante un largo tiempo. Pero no lo asimilas. No asimilas que el tiempo ha pasado, para ti, para todos. Te das cuenta de que nada es como antes, que los recuerdos acuden a tu cabeza como si de una ola de varios metros de longitud se tratase, y que se abalanza contra ti con el único objetivo de recordarte que hubo tiempos mejores. Que hubo una época en la que eras realmente feliz, que no tenías verdaderas preocupaciones, nada perturbaba tu alegría, todo era bonito, la vida era de color rosa. Pero una vez más, vuelves a la realidad, al presente, y lo notas, sientes que tú y sobre todo tu alrededor ha cambiado. Ojalá pudieras volver atrás en el tiempo, en esos momentos en los que ibas a estallar de felicidad,  aquellos en los que pensabas que podías comerte el mundo con la mirada; ojalá pudieras dar a un pequeño botón y que el tiempo se parara, que ese momento fuera eterno, que nunca dejaras de experimentar esa alegría. Pero no, no puedes hacerlo. Tienes que abrir lo ojos, alzar la cabeza, y darte cuenta que el tiempo ha puesto las cosas en su sitio. Que has perdido muchas cosas que querías, y aunque otras siguen ahí, no son ni la sombra de lo que en el pasado fueron. Y que la vida y el tiempo siguen, aunque los quieras atrapar con tus propias manos, aunque quieras retenerlos, se te escurrirán entre los dedos ante tus propios ojos. Ahora, sólo te quedan los recuerdos.



domingo, 3 de febrero de 2013

Inauguración ^-^

Por fin puedo empezar a escribir en el blog; me ha llevado unos días editarlo y ver cómo quedaba, pero al final, parece que el resultado es bastante bueno, ¿no? Para quien no lo sepa, en este blog postearé diferentes reflexiones, pensamientos, etc. sobre lo que pienso y lo que siento. Eso sí, me haría mucha ilusión que dejarais un comentario cada vez que os pasarais :) ¡Gracias por leer :3!